Vida, obra y espiritualidad de la Madre Clelia Merloni

Devoción al Sagrado Corazón de Jesús

Devoción al Sagrado Corazón de Jesús

"Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio.”

– Mt 11, 29

"Al dejarnos su amor, nos dejará todo lo que podamos desear; su amor puro lo es todo para nosotros, todas las demás cosas no son nada".

Beata Clelia Merloni

La Beata Madre Clelia Merloni estuvo profundamente marcada por su devoción al Sagrado Corazón de Jesús, que inspiró toda su vida y su misión. Desde muy joven se entregó al Divino Corazón como fuente de amor, reparación y redención. El Corazón de Jesús fue su todo, su fuerza, su refugio, su roca, sosteniéndola en medio de la adversidad y el fundamento de su existencia y de su carisma, que dio origen a las Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús (ASCJ). La Madre Clelia contempló el Corazón de Cristo como símbolo elocuente del amor humano-divino, desbordante de misericordia y ternura. Movida por esta pasión, ofreció su vida como sacrificio diario, buscando glorificar al Sagrado Corazón y llevar a otros a amarlo. Incluso en medio de la adversidad y la humillación, permaneció firme, confiando plenamente en el amor de Cristo y respondiendo generosamente a su llamada.
«Una noche de insomnio, en la postración de una enfermedad tan misteriosa como preocupante, vio a Jesús Crucificado, de tamaño natural, inclinándose amorosamente hacia ella, mostrándole su Corazón y pidiéndole ayuda. Ella le pide amor. Y de repente, como por arte de magia, la respuesta salió del corazón de Clelia: «¡Sí, me voy contigo, quiero vivir sólo para ti»! A partir de ese momento, los caminos de los dos corazones se funden en uno solo, y el amor empieza a fluir abundantemente de un Corazón al otro...» (Ubaldo Terrinoni)
Como fundadora, Madre Clelia enseñó que el Corazón de Jesús es una escuela de amor, sacrificio y reparación. Su espiritualidad profundamente eucarística reflejaba su total compromiso y celo por dar a conocer el amor de Cristo. Exhortaba a sus hijas a dejarse consumir por la llama del Amor Divino y a llevar un rayo de la ternura del Sagrado Corazón a todas las personas. Madre Clelia es un ejemplo de fe ardiente y amor abnegado, dedicada al Corazón de Cristo hasta el final de su vida.

Su legado perdura en la misión de cada Apóstol que, inspirado por su devoción, continúa difundiendo el amor y la misericordia del Sagrado Corazón por todo el mundo. La devoción al Sagrado Corazón de Jesús floreció en la Iglesia en tiempos de Madre Clelia. Con este amor por el Corazón de Cristo, Clelia hizo de Jesús el Rey y el centro de su corazón. Como los primeros Apóstoles, quiso expresar en su propia vida y en su apostolado la profunda fe y el amor a Jesús que la inflamaban y la llevaban a amarlo hasta la cruz.

Las prácticas asociadas a la devoción, como la Santa Comunión los primeros viernes de mes durante nueve meses consecutivos, la entronización del Sagrado Corazón, la Hora Santa y las 12 Promesas, marcaron también la espiritualidad vivida y transmitida por Madre Clelia.

Comunión el primer viernes de mes, durante nueve meses consecutivos, en reparación al Sagrado Corazón de Jesús.

Nuestro Señor se apareció a Santa Margarita María Alacoque ( 1647- 1690) una monja francesa de la Orden de la Visitación y le dió la tarea de difundir la devoción a Su Sagrado Corazón. Jesús pidió oraciones particulares y prácticas piadosas para reparar la negligencia y la falta de respeto a Dios y sobre todo al Santísimo Sacramento. A quienes realizan fielmente esta novena de Comuniones, Él les prometió que les dará la gracia de la perseverancia final: "no morirán en desgracia y sin recibir los sacramentos". Su Divino Corazón será su refugio seguro en los últimos momentos de la vida.

Jesús prometió a Santa Margarita María Alacoque: “Bendeciré las casas en la que será exhibida y honrada la imagen de mi Sagrado Corazón”. Cuando la imagen del Sagrado Corazón de Jesús está entronizada en el lugar principal de la casa, significa que Jesús es el rey de la familia y el centro y fuente de amor para todos. La imagen nos recuerda que Jesús está entre nosotros, con nosotros. Se anima a las familias a entronizar la imagen del Sagrado Corazón de Jesús en sus hogares y a compartir el Amor.

Jesús pidió a Santa Margarita María que lo acompañara en su agonía en Getsemaní, dedicándole una hora para estar con Él en oración, en espíritu de reparación, como acto de amor al Corazón de Jesús.

Realizadas por Jesús a Santa Margarita María Alacoque en el período comprendido entre 1673 y 1675

- Daré a los devotos de Mi Corazón todas las gracias necesarias para su estado de vida.
- Haré que la paz reine en sus familias.
- Las consolaré de sus aflicciones
- Seré su refugio seguro durante la vida y especialmente en la hora de la muerte.
- derramaré abundantes bendiciones sobre sus obras y emprendimientos.
- Los pecadores encontrarán en mi corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia.
- Las almas tibias se volverán ardientes
- Las almas fervientes se elevarán rápidamente a una gran perfección.
- Bendeciré la casa en la que será exhibida y venerada la imagen de mi Corazón.
- Daré a los sacerdotes el don de tocar los corazones más duros
- Escribiré indeleblemente en mi Corazón los nombres de las personas que difundan esta devoción y nunca los borraré.

LA GRAN PROMESA: “El amor todopoderoso de mi Corazón concederá la gracia de la perseverancia final a todos los que comulguen el primer viernes de cada mes, durante nueve meses consecutivos.