Vida, obra y espiritualidad de la Madre Clelia Merloni

Escritas por Madre Clelia

Oraciones escritas por Madre Clelia

Diálogo con Dios

“La oración... es una elevación al cielo, de nuestra mente y de nuestro corazón; es una conversación íntima con Dios…” (PM 344)

Declaración de Amor a mi Dios

DIOS MÍO, te adoro, te amo con todo mi corazón, con toda mi alma.
DIOS MÍO, te bendigo por todo aquello que haces y quieres hacer.
DIOS MÍO, creo todo aquello que la Iglesia me ordena creer y moriría con gusto por defender mi fe.
DIOS MÍO, te doy mi corazón, mi vida, mi futuro, a mí misma, enteramente… y para siempre.
DIOS MÍO, espero en Ti, en tu perdón, en el cielo.
DIOS MÍO, haré todo por Ti, hoy, este mes, este año, para siempre, hasta mí último respiro… nada, nada para mi satisfacción.
DIOS MÍO, cumpliré tus mandamientos, tus consejos, tus inspiraciones.
DIOS MÍO, te alabo y quiero alabarte con los labios, con las acciones, con los padecimientos.
DIOS MÍO, comulgando, ante Ti, no quiero olvidar ni un sólo instante tu presencia.
DIOS MÍO, quiero alimentarme de ti… ¡oh Divina Eucaristía, haz que yo te busque y siempre te prepare un corazón muy puro!
DIOS MÍO, ¡te obedeceré… habla Señor… tu esposa infiel está dispuesta!…
DIOS MÍO, rezaré… mucho… Siento que tengo necesidad de rezar… ¡Dame el amor por la oración!…
DIOS MÍO, ¡me sacrificaré!… ¿Qué quieres que yo evite hoy?
DIOS MÍO, me someto a todo… ¡Oh, cuán sabia, cuán buena es tu divina voluntad!…
DIOS MÍO, callaré en los momentos de inquietud, de malhumor y de impaciencia.
DIOS MÍO, ¡me uno a tus Ángeles, a tus Santos, a mis pobres hijas que te aman y, como ellos, yo también quiero amarte!
DIOS MÍO, te visitaré en tu Templo, vendré a verte en el santo Tabernáculo y continuamente te prometo mi fidelidad….
Pero Tú ayúdame con tu santa gracia.

Quiero hacerme Santa

Oh, MARÍA siendo esposa de tu Jesús soy tu hija, ayúdame entonces porque QUIERO HACERME SANTA. Yo sé que tendré que amar la humildad,la caridad y el olvido de mí misma, buscar el último lugar en todo y siempre para someter y aniquilar mi orgullo, pero, no importa, estoy decidida: QUIERO HACERME SANTA.

Tendré que ejercitar una extrema caridad hacia el prójimo: amarlo, soportarlo y nunca lamentarme cuando sea injusto conmigo, no obstante QUIERO HACERME SANTA.

Sé también que siempre tendré que actuar con espíritu de fe, de penitencia, tendré que realizar todas mis acciones bajo la mirada de Dios que me observa, tendré que mortificarme frecuentemente y resistir a todas mis inclinaciones naturales, aún así, QUIERO HACERME SANTA.

Tendré que esforzarme en la capilla para ser fervorosa en la oración, vigilar para no distraerme, dar buen ejemplo con mi conducta y recogimiento; aunque me resulte penoso, quiero hacer cada cosa, PARA HACERME SANTA.

QUIERO HACERME SANTA A CUALQUIER PRECIO. ¿De qué manera podré llegar a ser santa? Haciendo lo mejor que pueda las acciones que me serán impuestas cada día. Muchos santos, (que están) en el Paraíso, no hicieron nada diverso de lo que yo hago aquí…
toda acción que tendré que hacer, quiero hacerla como si Dios estuviese presente, me mirase y sonriese ante mis esfuerzos.

Quiero hacer cada una de ellas como si luego tuviese que ofrecerlasen homenaje a Dios y a la Santísima Virgen.

Oh sí, Dios mío, Sí. ¡QUIERO HACER SIEMPRE BIEN TODAS MIS ACCIONES!

A Jesús Eucarístico

Oh mi querido Jesús Eucarístico, dame, te ruego, el verdadero espíritu de adoradora para adorarte día y noche
y para reparar los ultrajes que recibes en la Eucaristía.
Me uno a todas las almas santas que te adoran
presente en nuestros altares y a todas aquellas que te adorarán en el transcurso de los siglos, tornando así eternos mis homenajes, mi amor y mi dolor por haberte ofendido tanto, en el misterio más maravilloso de Tu amor.

Agradecimiento

Yo tengo un Dios en mí, en consecuencia soy un templo, un santuario, un altar que encierra la divinidad acompañada por innumerables espíritus celestiales que lo adoran y le rinden sus homenajes. Yo me uno a ustedes, oh Espíritus bienaventurados, yo amo y adoro con ustedes a mi Jesús. ¡Ah! Reemplacen ustedes, Espíritus celestes, con la pureza y el ardor de sus homenajes y de su amor, la debilidad de mis sentimientos, dejen que yo una mi corazón al de ustedes, mi espíritu al de ustedes, para que unidos formemos un solo corazón y un solo espíritu para pensar en Jesús, para adorarlo, para amarlo, y para alabarlo, si no tanto cuanto Él lo merece por lo menos tanto cuanto ustedes puedan.